Basics| Paul Auster
En este año el escritor norteamericano Paul Auster ha sido noticia en el medio literario y no sólo por su reciente novela 4 3 2 1, también porque se notificó con beneplácito que asumirá en el 2018 la presidencia del grupo PEN AMERICA; esta es una asociación integrada por destacados escritores, literatos y editores, los cuales buscan “defender la libertad de expresión donde quiera que esté amenazada y promover y fomentar el reconocimiento de la lectura de la literatura contemporánea”.
Lo anterior es un halo de esperanza para la cultura de Estados Unidos, ante el recorte presupuestal de las artes y humanidades por el actual gobierno encabezado por Donald Trump; se espera que el escritor norteamericano sea una voz opositora ante una evidente administración censuradora.
Su nombramiento no es fortuito ya que es una influencia y una voz literaria representativa en Estados Unidos, además de ser reconocido y traducido ampliamente en la lengua hispana; una prueba de ello es su galardón al premio Príncipe de Asturias de las Letras en el 2006. Por ello, le dedicamos el Basics de esta semana.
La trilogía de Nueva York (1987)
El volumen, con el cual se consolidó como uno de los escritores más importantes de nuestra era, renovó al género policiaco. La trilogía de Nueva York se compone por la Ciudad de cristal, Fantasmas y La habitación cerrada. En la primera obra, un escritor de nombre Daniel Quinn recibe una llamada equivocada: alguien busca al detective privado Paul Auster para encargarle un caso de suma importancia. A pesar de la equivocación, el protagonista de la historia asume el caso y ello lo llevará a una travesía llena de sorpresas y delirio.
En Fantasmas, el señor Blanco pide los servicios del detective privado Azul el cual debe investigar al hombre Negro que se encuentra en un apartamento de la calle Naranja. En la última entrega de la trilogía, el narrador rememora a un entrañable amigo, Fanshawe, el cual parecía estar en olvido. Hasta que un día recibe una carta de su esposa y ella, a la postre, le anunciará que su amigo ha desaparecido. Él le deja unos manuscritos que nunca quiso publicar con un mensaje: que sea él quien decida si su obra debe sobrevivir o ser destruida.
Existimos para nosotros mismos, quizá, y a veces incluso vislumbramos quiénes somos, pero al final nunca podemos estar seguros, y mientras nuestras vidas continúan, nos volvemos cada vez más opacos para nosotros mismos, más y más conscientes de nuestra propia incoherencia. Nadie puede cruzar la linde que le separa de otro porque nadie puede tener acceso a sí mismo
–Paul Auster, La trilogía de Nueva York
La invención de la soledad (1982)
Una de las características de la narrativa de Paul Auster es la autobiografía y ello se refleja en varias de sus obras como A salto de mata; crónica de un fracaso precoz (1997), Diario de invierno (2012) y Informe del Interior (2013). En ellas, hace una introspección de ciertos pasajes de su vida; con su narración evocativa, sutil y melancólica nos hace parte de su vida. Pero también estos textos con su lucidez y transparencia, nos permite rememorar algunos momentos de nuestra vida con sus giros, altibajos y vacilaciones. En la Invención a la soledad (1982) el cual se divide en “Retrato de un hombre invisible” y “El libro de la memoria”, reflexiona sobre los menesteres de la paternidad; ello mediante una íntima reflexión acerca de la relación con su padre.
Pues este acto de salvación es lo que en realidad hace el padre: protegiendo a su pequeño hijo de cualquier peligro. Y para este niño pequeño ver a Pinocho, el mismo muñeco tonto que ha ido de desventura en desventura, que quería ser “bueno” pero no podía evitar ser “malo”, esta misma marioneta pequeña e incompetente que ni siquiera es un niño de verdad, convertida en un personaje redentor que salva a su padre de las garras de la muerte constituye una revelación sublime. El hijo salva al padre. Pero estoy hay que imaginarlo desde la perspectiva de un niño pequeño y también desde la perspectiva de un padre que alguna vez fue un niño pequeño y un hijo. El padre salva al hijo.
–Paul Auster, La invención de la soledad.
Creía que mi padre era Dios (relatos verídicos de la vida americana) (2002)
A inicios de nuestro siglo, Paul Auster invitó a los oyentes de su programa de radio a escribir o enviar relatos personales; ello con la finalidad de transmitirlos. Para los relatos tan sólo puso dos condiciones, que fueran breves y verídicos. La respuesta fue inaudita: recibió más de 4000 historias, sería imposible narrarlos en la radio. A partir de ahí surgió la idea de este libro, en donde el escritor norteamericano escogió a 180 crónicas que son parte de este volumen. Algunas narraciones rememoran a Raymond Carver por ser ordinarias y cotidianas, pero otras son sumamente extraordinarias; unas y otras con su fluidez y velocidad compaginan un vestigio de la vida social y cultural de los Estados Unidos.
Tengo otros recuerdos de la granja, recuerdos que perduran por razones obvias: algunos son dramáticos o cómicos o espantosos. Pero mi recuerdo de las noches en piyama es diferente. En él sólo estoy de pie, descalzo, sobre la hierba. Recuerdo la paloma, el balanceo del columpio, a mi madre y a mi padre, a mis hermanas y hermanos, el granero, las lilas, el bosque, todo bañado por el difuso resplandor de un anochecer de verano.
-“Estar allí”, en Creía que mi padre era Dios.