La historia de “Lucy”, la guitarra de Harrison que estuvo en manos mexicanas
La historia de la guitarra “Lucy”, una famosa Gibson Les Paul que perteneció a George Harrison de The Beatles, está llena de viajes internacionales, intercambios notables y un robo que casi la dejó perdida para siempre.
Originalmente, la guitarra perteneció a John Sebastian de la banda Lovin’ Spoonful, quien la vendió a Rick Derringer de The McCoys. Derringer luego vendió la guitarra a un distribuidor en Nueva York, donde fue adquirida por Eric Clapton en 1968. Clapton utilizó “Lucy” para grabar el icónico solo de “While My Guitar Gently Weeps” para el Álbum Blanco de The Beatles. En un gesto de amistad, Clapton regaló la guitarra a Harrison después de la sesión de grabación. Harrison bautizó a la guitarra como “Lucy” en referencia a la actriz Lucille Ball, debido a su acabado de color rojo.
Harrison utilizó “Lucy” en varias grabaciones y actuaciones con The Beatles y en su carrera en solitario. Pero en 1973, la guitarra fue robada de la casa de Harrison en Beverly Hills. Fue en este punto que el músico mexicano Miguel Ochoa entró en escena.
Ochoa, un miembro fundador de la banda “La Fachada de Piedra” o “The Stone Facade“, compró la guitarra sin saber que había sido robada. La guitarra robada apareció en un boletín de propiedad robada de la policía y George Whalin, el dueño de la tienda donde se vendió la guitarra a Ochoa, llamó al contacto de Ochoa, Mark Havey.
Esto inició una larga negociación que finalmente resultó en que Harrison, a través de Havey, intercambió a Ochoa una Les Paul sunburst y un bajo Fender Precision por el regreso de “Lucy“. Harrison se refirió más tarde al incidente como un “secuestro”. Mantuvo a “Lucy” hasta su muerte en 2001.
El viaje de “Lucy” a través de las manos de varios músicos legendarios y su eventual retorno a George Harrison es una buena anécdota de la historia del rock. La guitarra es tan famosa por su sonido distintivo como por la historia única que la rodea.