Paráfrasis| El sabotaje amoroso de Amélie Nothomb
Durante la infancia los límites de la lógica son inverosímiles: el universo se nos presenta con el único propósito de cumplir nuestra voluntad sin importar las fronteras de las leyes de la física; queremos conquistar mundos lejanos y realizar epopeyas inconcebibles, sin embargo, ese cosmo imaginario con el transcurso del tiempo nos permite asumir y conceder sentido a la realidad. La transición entre lo real y lo imaginario se da por múltiples razones, no obstante, la escritora belga Amélie Nothomb advierte en su novela El sabotaje amoroso la causa fundamental del fin del universo imaginario: el desamor.
Lo anterior no sólo provoca la desdicha, asimismo nos da entender que nuestra voluntad no está merced de los demás y dejamos de ser el centro del mundo; nuestros deseos y sueños más vehementes se derrumban en el instante de conocer al ser amado, porque éste se convierte ahora en el eje del universo. A partir de ese momento, estamos condenados a sus caprichos y sólo nos queda dos opciones: ser correspondidos o rechazados; en la mayoría de los casos, ocurre la segunda alternativa.
“La amé desde el primer segundo. ¿Cómo explicarlo? Nunca había pensado en amar nada. Nunca había imaginado que la belleza de alguien pudiera suscitar en mí sentimiento alguno. Y, no obstante, todo se había activado en el mismo instante en el que la vi por primera vez, con una inexorable autoridad: era la más hermosa, luego la amaba, luego se convertía en el centro del mundo.”
-Amélie Nothomb en El sabotaje amoroso
Entre la ficción y la autobiografía transcurre El sabotaje amoroso, en donde Nothomb relata en primera persona los efímeros años que vivió en China en su infancia; en este tiempo, se enamora irremediablemente de Elena la cual “sólo le importaba una cosa: ser mirada”. Durante el curso del libro, la infante Nothomb narra las desventuras y aflicciones que sufre para conquistar el amor de Elena con resultados adversos. La obra no sólo se aboca a lógica del amor visto desde la perspectiva infante, también nos recuerda nuestros amenos (y absurdos) juegos de infancia.
El título de la obra es sugerente porque no sólo significa que el amor sabotea nuestra visión de mundo, asimismo nuestra personalidad; a partir de dicho sabotaje, se forja nuestro carácter: puede resultar un individuo narcisista el cual jamás sufrió un sabotaje (como Elena) y quien crece con la noción de que el mundo se abre a su disposición o, muy al contrario, aquel que le acontece un sinfín de prejuicios y germina en él un ideal de derrotismo y pesimismo. No obstante, no se mal entienda: el amor no sólo aplica hacia una persona también a un objeto, a un ser (in) animado, idea o cualquier tipo de noción que se le pueda tener amor. El sabotaje amoroso nos deja una lección importante: el sabotaje es una acción universal, es decir, en algún momento de nuestra vida fuimos saboteados o hemos saboteado a alguien.