Texto: Emmanuel Estrada
En la era digital, la industria de los videojuegos aplica un viejo adagio: revolucionarse o morir; en este sentido, hoy en día tanto los juegos móviles y en línea se posicionan como una opción rentable y viable. Y aunque Nintendo pretenda prescindir de las transformaciones y seguir su línea tradicionalista, los resultados hablan por sí solos. La compañía, ante el eminente fracaso del Wii U, tomó medidas inusuales en ellos: entró a la industria de los juegos móviles y también cobró su servicio en línea. Asimismo, esas decisiones, afectaron a los juegos que se encontraban en desarrollo para el Wii U; éstos, en su gran mayoría, pasaron al Nintendo Switch.
The Legend of Zelda: Breath of the Wild es una demostración de ello. En un inicio, el juego iba a ser presentado en el 2015 para el Wii U pero se vio implicado en múltiples retrasos y al final pasó al Nintendo Switch; esto porque al momento de su desarrollo, Nintendo vivía una etapa de cambio debido a las bajas ventas del Wii U y el abandono casi total del third party. Todos estos factores influyeron en el estilo de juego que se maneja en Breath of the Wild.
La nueva entrega de la saga Zelda es novedosa y podría afirmar que desde Ocarine of Time no se habían salido demasiado de su zona de confort. Sin embargo el sentimiento de innovación no corresponde al estilo de Nintendo, más bien, la compañía se apropió de varias tendencias actuales que han sido pautas en los últimos años; por ejemplo: el mundo abierto, un sistema de crafting, el estilo RPG el cual caracteriza a muchos juegos de Bethesda o algo que hizo enojar a la comunidad fanática de Link y Navi, un season pass.
El tradicionalismo de Nintendo el cual le ha funcionado para muchos de sus videojuegos parece tener fecha de caducidad, todo dependerá del éxito o fracaso de sus lanzamientos en Nintendo Switch. No obstante, sus últimas novedades no han dado a entender que su barco virará hacia otros horizontes; una prueba: Super Mario Odyssey y su ambiente peculiar y extraño para los conservadores.
A pesar de lo mencionado anteriormente, The Legend of Zelda: Breath of the Wild luce como un candidato instantáneo para juego del año; ello acompañado del lanzamiento del Nintendo Switch, podría resultar algo muy ventajoso para que la compañía vuelva a salir a flote. Eso lo sabremos el próximo 3 de marzo que, después de muchos atrasos y cambios en el desarrollo, marca la salida de la nueva entrega de la saga. Para los fanáticos de Zelda y Nintendo lo único que deseamos es que esta etapa sea exitosa.