Papá, todos asociamos cosas muy particulares con nuestros padres, ya sean cosas buenas, malas, enseñanzas e incluso ausencias. Como todo en mi vida, mi papá también tiene su propio soundtrack, un grupo de canciones que al mismo tiempo que son suyas, formaron de manera estructural no solo mi gusto o sensibilidad musical, sino de la persona que soy.
Antes de empezar con esta serie a desmenuzar cada una de esas bandas o discos que me hacen pensar en el hombre loco y pasionudo que es mi padre, me gustaría contar un poquito de él. Mi papá creció en los sesentas, con un hermano mayor fanático de los Beatles, el pequeño Gustavito (mi papá) desayunaba, comía y cenaba con el “cuarteto de Liverpool” de fondo en su vida, no por elección sino por imposición, lo que le generó una hartazgo hacia la banda, sin embargo lo preparó auditivamente para no alejarse mucho de ese terreno (cuenta la leyenda que por llevar la contra a su hermano compró un disco de los Monkeys). Mi papá creció escuchando música en inglés, así que yo crecí escuchando música en inglés, con contadas excepciones que tocaremos en otra ocasión.
Cuando pienso en mi infancia, en las primeras canciones que asocio a mi papá, pienso en mucha música ochentera como Tears for fears, Men at Work y The Cars, pero todos ellos se ven opacados por la figura de Elton John, porque a principios de los 90s, mi papá escuchaba a Elton John, y particularmente recuerdo tres discos: The Fox (1981), The One (1992) y Love Songs (recopilación de 1995).
Hace aproximadamente un mes, en uno de esos momentos en que necesitaba escuchar algo reconfortante para mi alma (en cuyos casos el 90% de las veces acudo a mi playlist “Dad’s Songs“), me puse a escuchar Bennie and the jets. En lugar de regresar a mi “música habitual”, seguí navegando en el repertorio de Elton John en Spotify, hasta que llegué a The One que con su portada morada parece que salió de una vitrina de Galerías el Triunfo (me entero que el arte de portada lo diseñó Gianni Versace y todo tiene sentido). Recordé inmediatamente el trágico final que vio la copia de mi papá de ese disco a manos de mi hermano bebé, quien tomó el disco y decidió utilizarlo como pulidor de pisos, pérdida total. Decidí darle play desde el inicio y OMG, golpe a la memoria con una imagen perfecta: la sala de la casa donde crecí, mi papá en el jardín tomando cerveza; el disco empieza con Simple Life, como la vida que yo tenía en la infancia. Simple Life es una promesa: And I won’t break and I won’t bend and with the last breath we ever take. We’re gonna get back to the simple life again.
El segundo track es la joya que pasará a la posteridad. Si hay algo que le sale muy bien a Sir Elton John, son las canciones de amor (Candle in the wind, Your Song, Sacrifice) y The One es una prueba fehaciente de ello. Empieza de una manera soñadora, entra el piano, gaviotas y luego, todos los feels del universo. Pocos coros disfruto tanto cantar como el de esta preciosura. Las canciones de amor de Elton John solo se pueden describir de una manera: épicas.
“And all I ever needed was the one
Like freedom fields where wild horses run
When stars collide like you and I
No shadows block the sun
You’re all I’ve ever needed
Baby you’re the one”
Sweat it out es de mis favoritas porque suena totalmente a los 90s, hasta el título me hace pensar en una clase de aerobics, sección rítmica ahogada con tintes industrialosos tan populares en esa década, power chorus con vocales ligeramente robotizadas, solo de piano.
Momento de guitarrazos, cortesía de Eric Clapton, Runaway Train, de esta canción solamente voy a decir “Ah, los 90s” y dejaré esto aquí:
El resto del disco continúa entre lo melancólico de The North, When a woman doesn’t want you, The Last Song (canción de padres e hijos) y canciones más aptas para mover los hombros; sin perder la vibe del año en que fue concebido, aunque en algunos tracks como On dark street y Fat boys and Ugly girls now recuerdan a los tonos más alegres de Bennie and the Jets y Don’t go breaking my heart. Más guitarras famosas en Understanding Women, donde David Gilmour hace acto de presencia.