En la actualidad el consumidor de música prefiere la cantidad en pos de la calidad y una prueba de ello, es la consolidación del formato MP3 en los principales servicios de streaming. Para algunos el formato degrada la calidad del sonido; sin embargo y aunque éste implica un proceso de destrucción del audio original, las frecuencias dañadas son inaudibles para el oído humano.
Mientras prevalece el debate, un estudio reciente presenta una nueva discusión: la compresión del sonido, ¿Incita a emociones como la tristeza, el miedo, la timidez y debilita a la felicidad, al heroísmo o el romanticismo?
La investigación en boga realizó pruebas a diversos sujetos los cuales compararon cuatro sonidos comprimidos (sin comprensión, 112 kbps, 54 kbps y 32 kbps), en términos de diez categorías emocionales: feliz, heroico, romántico, cómico, tranquilo, misterioso, tímido, enojado, asustadizo y triste. Para ello se utilizó ocho sonidos de instrumentos: el fagot, el clarinete, la trompa, el oboe, el saxofón, la trompeta y el violín; éstos en sostenido ya que dicho signo es casi armónico.
Después del examen se concluyó que las características emocionales negativas y neutrales como sentirse triste, tímido o asustadizo aumentan con más comprensión del sonido; por su parte, las particularidades emocionales positivas como sentirse feliz, heroico, romántico, cómico o tranquilo disminuyeron con un mayor grado de comprensión del audio.
El análisis insinúa que el ruido de fondo añadido a causa de la comprensión del sonido en el formato MP3 es una de los orígenes que propician el advenimiento de las emociones negativas; también adjudicó el cambió de algunas peculiaridades tímbricas por la comprensión del audio como un factor, dándole razón a los melómanos románticos.
Ahora ya no sólo importará sí el disco MP3 viene calado y checado, también habrá que cuestionarse si ello nos provocará infelicidad.