La atrofia muscular espinal o amiotrofia espinal es una enfermedad genética que afecta a las células nerviosas llamadas neuronas motoras que se ubican en la médula espinal que forman parte fundamental al mover músculos controlables como los músculos de las piernas y brazos; esta enfermedad ataca principalmente a recién nacidos, donde a medida que los músculos pierden neuronas se pierde la capacidad de caminar, gatear, controlar la cabeza o incluso respirar, por lo que se desarrollan complicaciones como escoliosis, osteoporosis e insuficiencia respiratoria que disminuyen la calidad y esperanza de vida del paciente.
Elena García, investigadora del Centro de Automática y Robótica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIS) en España, explica a continuación los distintos tipos que existen para esta enfermedad que se considera como una enfermedad sin cura.
El tipo 1, el más severo, se diagnostica a los pocos meses de nacer y los niños difícilmente sobreviven 18 meses. El tipo 2, que es al que va dirigido este exoesqueleto, se diagnostica entre los siete y los 18 meses de vida y los niños que lo padecen no llegan a caminar nunca, lo que provoca un importante deterioro de su estado. Su esperanza de vida está condicionada por la falta de movilidad, y cualquier infección respiratoria es crítica a partir de los dos años, aunque hay casos en los que alcanzan la edad adulta. El tipo 3 se diagnostica a partir de los 18 meses aunque sus síntomas se hacen notables en la adolescencia, cuando los pacientes pierden la capacidad de andar. En este último caso la esperanza de vida es similar a la media, aunque con menor calidad
Es por esto que la investigadora y su equipo desarrollaron el primer exoesqueleto del mundo dirigido a niños con esta enfermedad; éste fue diseñado para ayudar a los pacientes a caminar por primera vez y ayudará en hospitales como terapia de entrenamiento muscular para evitar los daños colaterales de la atrofia muscular espinal.
La estructura pesa 12 kilogramos y fue fabricado con aluminio y titanio, además se conforma por dos soportes largos conocidos como Ortesis, que se adaptan a las piernas y al tronco del infante. En cada articulación de la estructura se cuenta con servomotores que ejecutan el esfuerzo que le correspondería realizar a los músculos. Sobre el invento, García señala:
La principal dificultad para desarrollar este tipo de exoesqueletos pediátricos consiste en que los síntomas de las enfermedades neuromusculares, como la atrofia muscular espinal, varían con el tiempo tanto en las articulaciones como en el conjunto del cuerpo. Por eso es necesario un exoesqueleto capaz de adaptarse a estas variaciones de forma autónoma. Nuestro modelo incluye articulaciones inteligentes que modifican la rigidez de forma automática y se adaptan a la sintomatología de cada niño en cada momento.
El exoesqueleto fue presentado el pasado 8 de Junio por el CSIC y su empresa de base tecnológica Marsi Bionics. A continuación te presentamos el video informativo con el que se presentó el exoesqueleto, donde se encuentra al pequeño Álvaro (un niño de cinco años de edad) que tuvo la oportunidad de aprovechar las capacidades que la tecnología tiene para su padecimiento hoy en día.