Fotos: Leo Jimenez ( Cortesía Music Vibe)
El concierto del 15 de marzo en la explanada del Estadio Azteca, frente a lo que la cuenta oficial de Tool en Instagram estimó como 30,000 personas en Ciudad de México, fue una experiencia sonora y visual exquisita, emocionante y profunda.


Con esta noche, ya son cuatro las veces que he visto a Tool en vivo, y esta ha sido la mejor. Tal vez sea la edad, o el hecho de que la mayoría de los que estábamos en General A rondábamos entre los 40 y 50 años, pero en esta cuarta ocasión pude disfrutar la experiencia de una manera completamente diferente, sin sentir que me aplastaban contra las vallas. Además, a diferencia del show de hace cinco años, esta vez presentaron una serie de visuales impresionantes, cuidadosamente diseñados para cada canción.
Y es que Tool es eso: una experiencia. Existe en la vivencia de sentir a Tool en la piel, en la voz de Maynard, en la perfecta sincronización de una campana de Danny Carey con las letras de las canciones, en cómo el bajo de Justin Chancellor marca el latido de cada pieza y, luego, el riff de Adam Jones entra para que las cuerdas acaricien el alma de cada canción. Verlos en vivo es esperar con asombro, para quienes hemos escuchado los álbumes una y otra vez, qué habrá de distinto en esta versión.


Fui con una amiga, con quien—supongo que podemos decirlo con todas sus letras—somos groupies. Hace 11 años los vimos en CDMX, tomamos el auto y nos fuimos a verlos al Festival Cumbre Tajín, y hace casi seis años, en 2019, viajamos a Sacramento para la primera gira después del lanzamiento de su quinto album Fear Inoculum. Con orgullo, siempre contamos que fuimos de las primeras en escuchar Pneuma en vivo.

Sé que para mucha gente suena snob decir que soy muy fan de Tool, y tal vez haya algo de eso, pero también sus canciones me salvaron en momentos de mi vida en los que libraba batallas internas y oscuras. Escuchar Parabola ha sido un refugio cuando la ansiedad me abruma, para recordar que: “We are eternal, all this pain is an illusion”.
Escuché a Tool por primera vez cuando tenía 15 años. Vi el video de Schism en la tele y me impresionó la animación, la letra, el sonido. Conversando con un par de personas en el concierto que no conocía, coincidimos en que los descubrimos de la misma manera. Y mi amiga, con quien comparto tantas cosas, dijo algo hermoso: la experiencia en comunidad es estar viendo a Tool en vivo.
Para mí, la gran sorpresa del setlist fue que tocaron The Pot, un hito para escuchar en vivo siendo una de mis canciones favoritas de Tool, esperemos que de la dedique a su presidente. El setlist incluyó Jambi, la canción más romántica del mundo, Schism en una versión reducida y cerraron la noche con Vicarious.
Ahora solo queda esperar que Maynard cumpla su promesa de volver… y que no se tarden otros 11 años.
