En la ceremonia de los premios Oscar 2005, Jorge Drexler vivió un momento agridulce. Su canción “Al otro lado del río”, parte del soundtrack de Diarios de motocicleta, fue la primera en idioma español en ganar la estatuilla a Mejor Canción Original. Sin embargo, los organizadores decidieron que el uruguayo no la interpretaría en el escenario, una decisión que desató críticas en la industria musical.
La razón detrás de esta decisión fue simple: los productores querían aumentar el rating de la transmisión y consideraban que Drexler no era lo suficientemente conocido en Estados Unidos. En su lugar, optaron por que Antonio Banderas la cantara, acompañado en la guitarra por Carlos Santana. Esta elección no fue consultada con el propio Drexler, quien posteriormente expresó su descontento, más por la falta de comunicación que por el hecho de ser reemplazado.
Durante la gala, la presentación estuvo a cargo de Salma Hayek, quien destacó la interpretación original de Drexler antes de dar paso a la actuación de Banderas y Santana. Pero el momento más significativo llegó cuando se anunció al ganador. Al subir al escenario, en lugar de dar un discurso convencional, Drexler decidió cantar a capela un fragmento de su propia canción, logrando lo que la producción le había negado.
Este acto se convirtió en uno de los momentos más recordados de esa edición de los Oscar. La industria musical reaccionó con muestras de apoyo hacia el uruguayo. Gael García Bernal, quien originalmente iba a presentar la canción, se negó a participar en protesta por la decisión de los organizadores. Con su gesto de cantar en el escenario, Drexler demostró que la música habla por sí misma, sin necesidad de estrategias de marketing.
La historia de “Al otro lado del río” y su camino al Oscar sigue siendo un ejemplo de cómo el arte trasciende las decisiones comerciales. Aquel 27 de febrero de 2005, Jorge Drexler no solo ganó una estatuilla dorada, también dejó un momento para la historia.
