En tiempos donde la nostalgia es moneda común, pocos artistas logran canalizarla con tanta autenticidad y encanto como The Lemon Twigs.
Su reciente show fue una clase maestra de pop orquestado, baladas sixties y actitud glam setentera, sin caer en la imitación.
El arranque con “My Golden Years” marcó de inmediato el tono: una oda a lo efímero, la transición hacia “I’ve Got a Broken Heart” y “What You Were Doing” mostró su habilidad para navegar entre el drama adolescente y el rock de garaje con una soltura admirable.
Uno de los momentos más sorpresivos de la noche fue “Come”, un cover de The Torero’s que los D’Addario interpretaron con reverencia, pero también con su sello melódico y una vibra casi espiritual.
“Church Bells” y “Ghost Run Free” brillaron con una sensibilidad barroca, donde los arreglos de piano y las armonías en capas recordaron al McCartney más sentimental.
Más adelante, con temas como “Any Time of Day”, “I Wanna Prove to You” y “You’re Still My Girl”, el grupo elevó el ánimo con una energía contagiosa, sumando destellos de power pop y destreza instrumental que reafirmaron su reputación como una de las bandas más emocionantes del momento.
El cierre fue igual de emotivo que el inicio: “Ember Days” en versión acústica capturó un silencio colectivo en la sala, mientras “When Winter Comes Around” y “How Can I Love Her More?
