Hay canciones que son un golpe seco, otras que te van envolviendo despacio. “Sandcastles”, la colaboración entre Love Ghost y Zach Goode (sí, el de Smash Mouth), es un poco de ambas: una canción que suena a verano, pero que sabe a despedida. Y eso la hace más real.
No hay pretensiones. Desde los primeros acordes sabes a dónde va todo: hacia un recuerdo. Uno de esos que no estás seguro si fue tan perfecto como lo imaginas, pero que igual se quedó tatuado. La canción funciona como eso: un tatuaje emocional. Te la pones y no se va.
Love Ghost le mete la intensidad acostumbrada: guitarras nostálgicas, versos que suenan a diario personal, y esa carga emo que ya es su sello. Pero lo que sorprende es cómo Zach Goode se adapta al mood sin sonar fuera de lugar. Su voz, curtida por años de giras, himnos y multitudes, se vuelve terrenal, íntima. Canta como quien recuerda algo que ya no está, y por eso duele más.
“Sandcastles” no intenta ser el próximo hit viral. No te grita. No te obliga a sentir. Simplemente te mira y te dice: “sí, eso que estás sintiendo también lo sentimos nosotros”. Y eso, en estos tiempos de ruido y poses, vale oro.
La letra no necesita metáforas rebuscadas. Va directo: los sueños, la juventud, los momentos felices… se van. Pero no por eso dejan de ser hermosos. De hecho, quizá son hermosos justo por eso. La marea va a llegar. Y qué bueno.
En menos de cuatro minutos, Love Ghost y Goode nos regalan una canción que no necesita de producción explosiva ni hooks pegajosos para quedarse. Se queda porque dice algo que todos sabemos, pero que a veces necesitamos escuchar en voz alta.
“SANDCASTLES” es esa canción que suena cuando te vas del lugar que amas. Cuando ya sabes que no hay vuelta atrás. Y en vez de resistirse, te abraza y te acompaña.
