El mundo de la música está de luto tras la muerte de Roberta Flack a los 88 años este 24 de febrero. La noticia fue confirmada por sus publicistas, aunque no se especificó la causa de su fallecimiento. Se sabía que la artista padecía esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad que afectó su capacidad para hablar y cantar en sus últimos años.
Desde sus inicios, Roberta Flack destacó por su talento excepcional. Nacida en 1937 en Black Mountain, Carolina del Norte, en una familia de músicos, mostró habilidades desde joven y obtuvo una beca para la Universidad Howard a los 15 años. Su formación clásica le permitió desarrollar un estilo refinado y emotivo que marcaría su carrera.
Antes de alcanzar la fama, trabajó como maestra y acompañante de cantantes de ópera en Washington D.C. Sin embargo, su talento llamó la atención en el club Mr. Henry’s Restaurant, donde se convirtió en una sensación local. Poco después, firmó con Atlantic Records y en 1969 lanzó su álbum debut, First Take, grabado en una sola toma. Su interpretación de “The First Time Ever I Saw Your Face” la llevó a la fama cuando Clint Eastwood la incluyó en Play Misty for Me, logrando un Grammy a Grabación del Año en 1973.
El reconocimiento continuó con “Killing Me Softly With His Song”, lanzada en 1973 y convertida en un himno atemporal. Con una interpretación emotiva, Roberta Flack creó una versión que inspiró a generaciones futuras, incluyendo a Fugees, quienes popularizaron una nueva versión en los 90.
A lo largo de su carrera, colaboró con grandes figuras como Donny Hathaway, con quien grabó clásicos como “Where Is the Love” y “The Closer I Get to You”. Su legado se extiende a artistas como Luther Vandross y Gwen Guthrie, a quienes apoyó en sus inicios. Además, fundó la Roberta Flack School of Music en el Bronx en 2006, reflejando su compromiso con la educación musical.
En 2020, recibió un Grammy a la Trayectoria en reconocimiento a su impacto en la música. Su último álbum, Let It Be Roberta, lanzado en 2012, rindió homenaje a The Beatles, mostrando su versatilidad.
Aunque la ELA le impidió seguir cantando en sus últimos años, el legado de Roberta Flack perdura después de su muerte, emocionando a generaciones enteras.