En la historia de Arcade Fire, Reflektor ocupa un lugar especial. Lanzado en 2013, este ambicioso doble álbum no solo marcó un giro sonoro para la banda canadiense, sino que también consolidó su estatus como una de las propuestas más visionarias e inquietas del rock contemporáneo. Hoy, más de diez años después, Reflektor sigue siendo un disco clave para entender la evolución de su sonido y su impacto cultural, justo cuando el grupo se prepara para regresar a la Ciudad de México con dos fechas en el Teatro Metropólitan este 22 y 23 de abril.
Con la producción de James Murphy (LCD Soundsystem), Reflektor trajo consigo una explosión de ritmos bailables, influencias caribeñas, electrónica, new wave y letras cargadas de crítica y existencialismo. Fue un paso arriesgado después del aclamado The Suburbs (2010), pero también uno necesario: Arcade Fire demostró que no estaba dispuesto a repetirse. El resultado fue un álbum que desbordó ambición, con momentos brillantes como la canción que da título al disco, “Afterlife” o “Here Comes the Night Time”, donde exploraron nuevas emociones sin perder su esencia.
Más allá de lo musical, Reflektor fue también un experimento visual y conceptual. La estética de los espejos, el juego entre la dualidad y la identidad, y la narrativa que recorre sus canciones mostraron a una banda en constante búsqueda. Fue una obra que dividió opiniones en su momento, pero con el tiempo se ha reafirmado como una pieza vital dentro de su discografía.
Ahora que Arcade Fire vuelve a la CDMX, será imposible no pensar en la huella que Reflektor dejó en sus presentaciones en vivo. Su puesta en escena durante esa era fue tan poderosa como teatral, y muchas de esas ideas siguen presentes en su manera de habitar el escenario. Con un nuevo disco en camino, Pink Elephant, estos conciertos en el Teatro Metropólitan prometen un recorrido emocional por sus distintas etapas, y Reflektor será, sin duda, uno de los pilares de esa travesía.