Orchestral Manoeuvres in the Dark (OMD) es una de las bandas más influyentes del synthpop británico. Desde finales de los setenta, el dúo formado por Andy McCluskey y Paul Humphreys ha sabido combinar la sensibilidad pop con un enfoque electrónico que no le teme ni a lo experimental ni a lo político.
Su próxima presentación en el Corona Capital representa una oportunidad ideal para revivir una carrera llena de himnos, y estas son cinco canciones que esperamos con ansias escuchar en vivo.
Será la tercera vez que la banda se presente en el Corona Capital siendo su segunda participación en la edición de CDMX en 2011 y en 2019 en su celebración de Guadalajara.
“Secret” es una de las piezas más emotivas de su disco Crush (1985). Con una base melódica delicada y sintetizadores que flotan en una atmósfera nostálgica, la canción refleja el dolor de un amor oculto, de esos que no pueden decirse en voz alta.
Es una balada electrónica que demuestra cómo OMD logró dotar de alma a las máquinas, llevando las emociones humanas al centro del sonido digital.
Por otro lado, “The New Stone Age” muestra una faceta más cruda e inesperada de la banda. Con un inicio abrupto y guitarras saturadas, esta canción rompe con el molde de lo que muchos consideran synthpop.
Parte del clásico Architecture & Morality (1981), es una pieza cargada de tensión que grita desesperación ante un mundo que parece retroceder en lugar de avanzar. Su inclusión en el set sería un recordatorio del riesgo y la fuerza detrás de sus composiciones.
“Kleptocracy”, de su disco The Punishment of Luxury (2017), representa el filo político de OMD. Aquí los sintetizadores sirven como herramientas para denunciar a las élites corruptas, con un ritmo marcado, letras punzantes y una energía que se mantiene fresca y urgente.
Es una muestra de que la banda no vive solo de nostalgia, sino que continúa observando y señalando al mundo con lucidez.
“Dresden”, incluida en English Electric (2013), mezcla el brillo del pop con la oscuridad de la historia. El tema, que lleva el nombre de la ciudad alemana devastada en la Segunda Guerra Mundial, está envuelto en melodías contagiosas y sintetizadores vibrantes, logrando un contraste poderoso entre fondo y forma. Un momento perfecto para recordar que la belleza en la música también puede surgir del dolor.
Y, por supuesto, no podemos dejar fuera “Enola Gay” y “If You Leave”. La primera, lanzada en 1980, es un clásico indiscutible que convirtió una tragedia histórica —el bombardeo de Hiroshima— en un hit irresistible. Bailar mientras se piensa en las contradicciones de la guerra: así es OMD.
La segunda, inmortalizada por la película Pretty in Pink, es una carta de despedida que encapsula los ochenta en una mezcla perfecta de romanticismo y sintetizadores. Ambas canciones son esenciales y representan todo lo que esta banda significa para la música y para sus fans.
El regreso de OMD a México es más que un acto nostálgico. Es la celebración de una carrera que supo evolucionar, reinventarse y seguir vigente sin traicionar su esencia.