Si hay una banda que encapsula el sonido sucio, crudo y sin concesiones del grunge, esa es Mudhoney. Nacidos en 1988 de las cenizas de Green River, la agrupación liderada por Mark Arm se convirtió en uno de los pilares fundamentales de la escena de Seattle. Sentaron las bases de lo que Nirvana, Soundgarden y Pearl Jam llevarían al estrellato.
Su música, marcada por una distorsión salvaje, un sentido del humor mordaz y una actitud de ‘hazlo tú mismo’, sigue resonando con fuerza décadas después de su debut. Ahora, en 2024, la banda regresa a la Ciudad de México para un esperado concierto el 31 de marzo en el Foro Indie Rocks.
Desde su primer EP, Superfuzz Bigmuff (1988), Mudhoney dejó en claro que no estaban interesados en pulir su sonido para las masas. Sus guitarras saturadas, la batería desbocada de Dan Peters y la inconfundible voz de Mark Arm definieron un estilo que influenciaría a toda una generación de músicos. Cuando en 1989 lanzaron su álbum homónimo, la banda ya tenía un estatus de culto dentro de la floreciente escena underground de Seattle. Sin embargo, su espíritu indomable los llevó a mantener su independencia. Así, se alejaron del fenómeno comercial del grunge que explotó en los 90.
Con discos como Every Good Boy Deserves Fudge (1991) y Piece of Cake (1992), Mudhoney reafirmó su lugar en la historia de la música alternativa. A diferencia de muchas bandas de su época que fueron consumidas por la fama y la industria, ellos se mantuvieron fieles a su sonido ruidoso y desfachatado. En los 2000, con trabajos como Since We’ve Become Translucent (2002) y The Lucky Ones (2008), demostraron que aún tenían energía y rabia de sobra. Se consolidaron como una banda que nunca ha perdido su esencia.
Después de una carrera de más de tres décadas, Mudhoney sigue en la carretera, ofreciendo presentaciones explosivas y sin filtros. Su más reciente álbum, Plastic Eternity (2023), muestra que su ferocidad sigue intacta. Incluye canciones que combinan su característico garage punk con una mirada ácida sobre el mundo actual.
El próximo 31 de marzo, los capitalinos tendrán la oportunidad de vivir esa experiencia en vivo en el Foro Indie Rocks. Un show que promete ser una celebración del ruido, la actitud y la energía pura del grunge en su forma más auténtica.
El legado de Mudhoney es innegable: sin ellos, el grunge no habría tenido la misma identidad ni la misma crudeza. Su regreso a la CDMX es un recordatorio de que el espíritu del rock sucio y sin pretensiones sigue más vivo que nunca. Esto es aún más en tiempos donde la nostalgia vive intensamente.