La distopía no llegó en forma de androides ni coches voladores. Llegó en forma de notificaciones, filtros y scrolls infinitos. Y Cafuné —ese dúo que alguna vez nos entregó un himno suave para la evasión emocional— regresa ahora con un nuevo sencillo que no sólo se atreve a mirar el abismo digital, sino que se deja tragar por él. “e-Asphyxiation” no es simplemente una canción: es una declaración de intenciones.
Con una estética que transita entre lo industrial, lo glitch y el alt-pop más oscuro, Noah Yoo y Sedona Schat canalizan la incomodidad de existir bajo la dictadura del algoritmo. Hay algo casi post-humanista en la producción: guitarras que suenan metálicas, voces filtradas como si atravesaran pantallas rotas, y un ritmo que nunca termina de estabilizarse. Lo orgánico y lo sintético conviven en tensión constante, como si cada segundo de la canción estuviera al borde del colapso.
Desde el primer verso, la letra establece el tono: una especie de mantra desesperado que denuncia la fragilidad de la vida emocional en un entorno donde todo es visto, pero nada es realmente observado.
“El mundo nunca ha estado tan conectado… y tan separado al mismo tiempo”.
La frase no aparece en la canción, pero resuena como telón de fondo a lo largo de todo el track, extraída del statement que acompaña el lanzamiento y que termina por consolidar la propuesta conceptual detrás del próximo álbum de Cafuné, Bite Reality.
Si Running —su debut— era un intento por evadir la realidad a través de la nostalgia y el escapismo digital, este nuevo material apunta directo a la yugular. Cafuné ya no quiere correr: quiere enfrentarse. En “e-Asphyxiation”, lo hacen sin metáforas dulces ni colchones emocionales. Lo hacen con ruido, con incomodidad, con verdades que arden.
El video, dirigido por Akram Shah, complementa esa estética con una narrativa visual que recuerda a Gaspar Noé y al arte post-internet: fragmentos de humanidad pixelada, cuerpos difusos en entornos fríos, el tacto como anhelo más que experiencia.
A lo largo de casi cuatro minutos, “e-Asphyxiation” nos obliga a cuestionar la forma en que existimos, tanto en línea como fuera de ella. Y en un panorama musical saturado de fórmulas y simulacros, esa confrontación —incómoda, sí, pero necesaria— se siente como un respiro. O al menos, una bocanada de aire antes de sumergirnos de nuevo.
