Hablar de Autechre es hablar de los arquitectos más complejos y visionarios de la música electrónica. Desde sus inicios Sean Booth y Rob Brown han convertido la experimentación en un lenguaje propio: ritmos imposibles, estructuras que desafían la lógica y un tratamiento del sonido que roza lo escultórico. Para muchos, escuchar a Autechre no es un ejercicio de baile, sino de inmersión.
Nacidos en el ecosistema de Warp Records, fueron parte del auge del llamado IDM (Intelligent Dance Music), junto a Aphex Twin o Boards of Canada. Pero mientras otros se acercaban a la calidez o a la nostalgia, Autechre eligió el camino de la abstracción: beats fragmentados, algoritmos como método creativo, software como instrumento vivo. Discos como Tri Repetae (1995), Confield (2001) o Exai (2013) son hitos que muestran cómo la dupla llevó al límite la relación entre máquina y emoción.
Su obra no se reduce al estudio. En vivo, Autechre es experiencia pura: shows inmersivos, casi siempre a oscuras, donde la atención se concentra en el sonido como una fuerza física. Graves que sacuden el pecho, capas que se despliegan y repliegan en un ejercicio de percepción, más que de simple escucha. Es ahí donde se entiende la dimensión real de su propuesta.
Por eso, su primera visita a México en MUTEK es histórica. No se trata solo de ver a un dúo legendario, sino de vivir en carne propia un set que se ha descrito como un viaje sensorial entre el caos y el orden. Autechre representa la esencia de lo que MUTEK busca desde hace más de dos décadas: empujar los límites de la música y el arte digital. Y este 2025, al fin, México será testigo.
