The Last Dinner Party ha logrado presentar un debut musical, “Prelude to Ecstasy”, que no es simplemente un comienzo más. Desde el primer minuto se demuestran su extraordinario talento con compases orquestales cinematográficos y conmovedores. Aunque enfrentaban la presión de telonear a los Rolling Stones sin haber lanzado su primer tema, su entereza les ha permitido crear una carta de presentación excepcional.
El álbum, producido por James Ellis Ford, se sumerge en un contexto melodramático, fusionando arte, alta costura, romanticismo y exceso barroco. Las letras, salpicadas de pasión, iconografía religiosa y poesía cruda, escapan de los arquetipos líricos convencionales. La obra, con sus doce cortes, se distingue por estructuras intrincadas, fantasía evolutiva inmersiva y preciosismo trascendental en los finales.
The Last Dinner Party encuentra su voz única entre influencias que van desde la soberanía femenina de ABBA hasta la epicidad oscura de PJ Harvey, pasando por el glam setentero y la tragedia antigua de Safo. El álbum, que aborda la narrativa queer y rompe tabúes, ofrece una ventana indiscreta a la privacidad de las artistas, revelando un subtexto liberador.
En su debut, las londinenses demuestran estar a la altura de las expectativas, sembrando la necesidad de escuchar más de su música. “Prelude to Ecstasy” es un primer disco redondo y exquisito que deja dudas sobre cómo superarán este nivel en futuras producciones. La obra de The Last Dinner Party es una mezcla única de talento, creatividad y profundidad asombrosa, que va más allá de la etiqueta de pop maximalista.
Su presentación en el Lunario será una oportunidad perfecta para presenciar lo que en un futuro puede ser una de las bandas headliners del futuro.