Fotos: Paola Baltazar
Entre un ambiente de profunda concentración y un público deseoso de grandes paisajes sonoros Ólafur Arnalds regresaba a la CDMX esta vez para dar un concierto memorable en Teatro Metropólitan.
El islandés hizo del escenario una banda sonora hacia los paisajes místicos y los lugares llenos de paz. Bajo su piano, sintetizador y su conjunto de cuerdas la noche nos entregó grandes canciones como lo fueron “New Grass”, “Loom”, “Spiral” “Woven Song”, “Ypsilon”, “Ekki Hugsa” y “Nyepi”.
Cada que el islandés tenia la oportunidad de hablar con el público lo hacia de gran manera, su carisma provocó las risas y la atención de todos los presentes que en un momento usó a todo el teatro para grabar sus voces para una futura grabación.
Ólafur Arnalds se mostró agradecido con su público que en un momento de tensión por una falla técnica explicó que solo en méxico el público cantaría para él. Así fue como sonó el ya tradicional “Cielito Lindo”.
Las luces y la neblina de humo en el escenario dieron el toque perfecto a cada melodía que sonó en este concierto. Las emociones y sentimientos al escuchar la música del europeo siempre nos transportan a la paz, nostalgía y la profunda inmensidad de los paisajes más bellos que uno pueda imaginar.
Al setlist tambien se unieron canciones como “Happiness Does Not Wait”, “Doria”, “Undir”, “We Contain Multitudes” y el cierre después del encore con “Lag fyrir ömmu”. Para Ólafur este fue el cierre perfecto para su gira gracias a la pasión que entre canciones todos los mexicanos demostraron, en su segunda visita al país el de los países nórdicos quedó una vez encantado por la pasión mexicana.