El cuarteto funk argentino Alto Guiso toma por asalto los escenarios con canciones sobre las luchas de su tiempo

El cuarteto funk argentino Alto Guiso toma por asalto los escenarios con canciones sobre las luchas de su tiempo

Texto: @canaldabites


“Quince pesos sale un Paty acá. Con quince pesos me hago alto guiso”
comentó un hincha de Lanús frente a las cámaras de TV de algún canal deportivo. Su indignación por el costo de una hamburguesa callejera inmediatamente selló el destino de una nueva expresión popular argentina. De esa magia espontánea que tiró Elías – tal el es el nombre de su creador- ya pasaron diez años. En Rosario la frase pegó tanto como en el resto del país, pero hace poco más de tres años que cuatro mujeres la reclamaron para su grupo y desde entonces están resignificando la expresión, al menos dentro del área metropolitana de influencia de la narco/opus ciudad.

Alto Guiso es un combo que viene tomando Rosario por asalto con sus dosis de espontaneidad y destreza musical que combina hip hop, rock, dub, funk y loops hiperquinéticos. El cuarteto conformado por Sofía Pasquinelli en guitarra, Ani Books en voz, beats y loops, Melina Spizzirri en sinte, trombón y voz, y Flor Croci en bajo y voz, es una conjunción de cuatro mujeres consagradas a la música, en algunos casos, desde hace hace casi tres décadas.

En noviembre 2016 colgaron Como Krusty, EP debut, integrado por cuatro canciones de cepa bailable además de atmósferas más espesas y dulzonas.  El material fue grabado íntegramente en Del Pasillo Records además de ser mezclado, post producido y masterizado por Ignacio Molinos (Matilda, Tensión), uno de los principales colaboradores del grupo. “Trabajamos con Nacho porque lo conocemos desde hace tiempo y tiene experiencia grabando máquinas que es lo que tocamos nosotras”, explica Spizzirri. “Todas conocemos su trabajo, sus proyectos editados y nos pareció siempre de buena calidad. Lo conocemos desde hace un montón y re mil piola para todo, nos sentimos re comodas”, agrega.

Los tiempos del Guiso son pura velocidad. Evidencia contundente de eso son los logros de los primeros veinte meses del grupo. En el último trimestre de 2017 y durante el verano pasado, el grupo tocó con una regularidad sorprendente para el circuito rosarino, alcanzando hasta seis recitales por mes en distintas locaciones, situaciones y zonas de la ciudad. Bajo ese ritmo las Alto Guiso parecen haberse propuesto no aburrirse entre ellas y, mucho menos, a su público. Como firmando un contrato anti repetición se encargan de sumar siempre novedades para asegurar frescura en cada toque: invitados, nuevos arreglos, canciones de estreno y algún que otro cover según la ocasión. La demanda por el Guiso reside en que su propuesta atraviesa todas las distintas microescenas que pululan por la ciudad. En las fiestas de rock, festivales indie, noches de rap, toques de funk, Alto Guiso se adueña del escenario y mediante sus canciones asegura un excelente rato de baile, sudor y energía contagiosa.

Según palabras de Spizzirri, “entre lo más positivo, rescato que somos culo inquieto y gracias a eso la banda ya tiene un EP, una gira, un videoclip, y un primer disco. Eso con algunos grupos nunca lo hice y con otros tardamos muchísimos años. Entonces los tiempos de Alto Guiso van acelerados”.

Además de la química musical que genera con el público, Alto Guiso ha crecido debido a una forma amable de trabajar y producir. Firmes creyentes en la autogestión cada paso que el grupo propone se da junto a un equipo conformado bajo una ética común de labrar un camino diferente dentro del circuito. Según Croci, “me parece re importante saber decidir adónde tocar porque justamente esas son cuestiones que tienen que ver con el trato al artista, qué manera te recibe la gente, cuál es el arreglo, saber para quién estamos tocando, es muy importante todo eso, entre todas lo decidimos y siempre estamos de acuerdo”.

La sororidad, por supuesto, es la otra fortaleza fundamental de Alto Guiso. “Hay una efervescencia de género que está copada. Está re bueno colaborar con lo que uno tiene, nosotras podemos subir a tocar, agitar, levantar el espíritu, poner nuestra cuota desde ese lugar”, apunta Books. Por su parte Croci, agrega: “es importante apoyar desde el lado de la música. Es el medio más importante para decir, más en estos tiempos de violencia y de extremo neoliberalismo que hay en todo el mundo”.

A principios de abril de 2018 se presentó el larga duración Psicoguiso que fue grabado, mezclado y masterizado íntegramente en el estudio Mansión Mutante otra vez en colaboración con Molinos. El disco, que en noviembre encuentra su edición en formato CD, está compuesto por trece canciones de una narrativa deconstructiva que pone atención en las relaciones personales, la bajada predominante de los medios y la publicidad, las batallas y gestos cotidianos necesarios para sobrevivir a cada nuevo mes en una economía de lógica anti pueblo. Una espesa mixtura de funk, dub, rap y R&B le ponen hipnosis y baile a las patologías de pose y la apatía social frente al monitor.

“Brasil” es el resultado de una aventura del grupo en el vecino país, con un funk en portuñol que incita a la deconstrucción y un gran aporte de la trompeta del maestro Hugo Lobo de Dancing Mood. “Si todavía te la das de machito es que te comiste el cuentito y te cabe el correctivo”, disparan entre rimas Books y la invitada Paola Kremer.

“Nadie escribió” es la bitácora de treinta meses bajo la dirección gubernamental de CEOs y sus perros guardianes obedientes al Estado policial. Entre las rimas del MC colombiano Alí A.K.A. Mind, Croci desglosa desapariciones, impunidad gubernamental y el muro de silencio mediático, el gran pacto argentino.

“Mierda”, un hastío ante la bajada publicitaria y reacciones empáticas al alcance de un click.  “Que si no vendo el culo a un explotador/Es que no quiero trabajar/No quiero progresar/Me quieren vender/Que si soy nena no tengo fuerza/Me quieren vender mierda/Y yo esclava de la pantalla, ey/Dandole like a cualquier gilada/Me quieren vender mierda”.

Entre amplis valvulares, bronces elegantes y cadencias hipnóticas, el álbum sorprende por no dejar nada librado al azar; por ser fresco y espontáneo mientras que cada escucha revela detalles que hacen un todo enriquecido por la construcción de banda y productor.


Alto Guiso y sus canciones parecen ser la banda sonora de un tiempo en que las calles vibran de ebullición feminista y los viejos paradigmas agonizan tratando de recurrir a recursos obsoletos con fecha de vencimiento. No hay mejor plan que esperar la llegada de la nueva era cantando el Psicoguiso de estas cuatro rosarinas.