Texto: Sandra Barrón
No me detuve a pensar en nada cuando vi anunciado A Perfect Circle como headliner del Knot Fest, compré mis boletos desde el día uno y esperé pacientemente por meses. A Perfect Circle ha acompañado mi vida desde hace más de 10 años, recuerdo la primera vez que escuché la entrada de bajo en Passive, estaba sentada en la cafetería de la ENAP con mi discman, ¡sí, discman!. Así puedo conectar recuerdos de momentos de mi vida en los que The Outsider, The Package o The Noose han sido escuchadas por mis audífonos decenas de veces.
Fue hasta unas semanas antes que tuve curiosidad de conocer quien más tocaba y entonces me pregunté si realmente es muy difícil conseguir mujeres que se dediquen a la música. Cuando ese pensamiento tomó mi cabeza, no pude evitar considerar el número de mujeres que había en los headliners del festival, UNA: Nawo Kawakita de MTH. 22 bandas, supongamos que cada banda tiene 4 integrantes son 87 hombres y 1 mujer. Hay algo mal en esa operación.
Maximum The Hormone
Y no me malinterpreten, no estoy haciendo un llamado a una cacería contra los organizadores, al contrario, al tener un evento internacional como Knotfest es claro que el problema es más grande. Aunque si pudiera pedirle algo a la organización del festival sería considerar la comunicación y a quien está dirigida y porque en un festival en el que yo vi muchas mujeres los anuncios utilizaban mujeres sólo como accesorios, pienso que si un festival se sale de la caja y logra sostenerse fuera del monstruo ticketmaster – ocesa también podrían comenzar a resistir en cómo muestran a las mujeres y lo que consumimos las mujeres que amamos el rock.
Paz Lenchantin es la única bajista que puedo pensar cuando me preguntó sobre mujeres profesionales en la música. Y el problema no es que las mujeres no hagan música, el problema es que bajo un ambiente mayormente de hombres las mujeres son consideradas como menos talentosas.
Descubrí hace poco un estudio realizado por la Universidad de Harvard sobre las “audiciones ciegas” un modo de audicionar para orquestas sinfónicas en las que los jurados no saben si la persona audicionando es hombre o mujer, sin sorpresa los resultados fueron que la participación de mujeres en las orquestas aumentó considerablemente.
El sexismo es tan viejo como la humanidad, tiene muchas razones complejas en lo social y cultural pero se basa desde hace milenios en el mismo concepto: la “superioridad” del macho sobre la hembra. El problema es que para la historia de la humanidad sabemos que esto no es así, que somos una especie inteligente y consciente y que si bien la fuerza y la bestialidad puede que sigan siendo importantes en ambientes como la selva, en las ciudades y con la posibilidad de estudiar posgrados la diferencia tendría que ser que no sólo somos animales.
Hace poco una amiga muy querida que es una violinista con posgrado me contó las posiciones de abuso que las mujeres tienen que vivir para poder acceder a orquestas en México y el mundo. Y es que el sexismo en nuestros tiempos no es más que una profunda misoginia en donde los hombres en posiciones con poder saben que pueden abusar de su posición para tener ventajas sobre las mujeres. El abuso, el acoso y la violencia sexual son una enfermedad social de la que todos somos víctimas pero sin lugar a duda afecta mayormente a las mujeres.
Me pregunto cuántas mujeres habría en los carteles de los conciertos si tuvieran las oportunidades iguales, si pudieran acceder seguras a un ambiente de hombres.
Y es que la otra parte terrible es que no sólo las mujeres somos consideradas como menos capaces, además, somos víctimas de violencia sexual en todos lados. No es coincidencia que el momento en que una mujer se sube a los hombros de alguien lo primero que le griten sea “chichis” nunca he visto en un concierto que un hombre se suba a los hombros de alguien y le pidan que enseñe los huevos… esto me hace acordarme de la primera vez que fui a un Vive Latino hace muchos años, tendría tal vez 16. Grupos de hombres usaban las alfombras para aventar en el aire como tumbling. Yo en mi ingenuidad me acerqué a querer hacerlo, me senté en la orilla de la alfombra hasta que uno de ellos me dijo, la cuota es que nos enseñes las chichis. Yo dije que no y me jalaron la ropa pero mis amigos me sacaron.
Foto: Vice.com
Aquí les dejo un video de Refused abriendo el concierto de Deftones el año pasado en Coney Island en dónde habla justamente de la violencia contra las mujeres:
Aunque bueno, Refused tampoco tiene mujeres músicas… ya saben que yo apuntada para hacer una banda de pura morra.
Mientras aquí les dejo a Downtown Boys, “Somos chulas (no somos pendejas)”