PITA AMOR: El ajonjolí de todos los moles

PITA AMOR: El ajonjolí de todos los moles

Pita imitaba a los místicos y vivía como los paganos. No formaba parte de ningún círculo protector, trabajaba entre las cuatro paredes de su alma.
Beatriz Espejo

 

La mujer desinhibida, carente de buenas costumbres, culta por afición, de nombre Guadalupe Amor. Hija de Emmanuel Amor Subervielle y Carolina Schmidtlein García Teruel, la más pequeña para ser precisos, nació el 30 de mayo de 1917. Su familia pertenecía a la aristocracia del país. Pita vivió rodeada de todo cuanto pudo hasta que agravó la situación financiera de su padre. A pesar de que su madre se empeñaba en darle la mejor educación y enviarla a escuelas para señoritas. Ella siempre tuvo un pésimo carácter y malos modales, era irrespetuosa, berrinchuda, altanera; por tales motivos, no duró mucho en escuelas.

Es pues, una mujer emblemática, no sólo por su personalidad, sino por sus habilidades artísticas que desempeñó durante toda su vida. Luego de esta pequeña semblanza demos paso a algunos de sus poemas, que esperamos les gusten.

El primero de ellos tiene uno de sus temas recurrentes, el religioso, tal como los místicos: Santa Teresa, San Juan de la Cruz. Aquí, vemos lo provocadora y escandalosa que era haciendo un paralelo entre la virgen y ella.

PARALELO ENTRE LA VIRGEN DE
GUADALUPE Y GUADALUPE AMOR

Tú, de tus plumas rodeada
Yo, contemplando los soles
Tú alumbrada por faroles
Yo encaminada a la nada
Tú, celeste y constelada
Yo te ofrezco girasoles
de amarillos arreboles
Tú, en un ayate pintada
Yo divina, porque invento
mi sangre y el firmamento
Tú por ciegos adorada
Yo ciega e iluminada
Tú mexicana imperial
Yo mexicana infernal

A pesar de que no experimenta tanto con otras formas estróficas, como recurrentemente lo hace con el soneto. También llegó escribir novelas, como Yo soy mi casa (1957). Sin embargo, el soneto, la décima, la lira, el terceto, en lugar de limitar su expresión, se la desbrozaban para poderse concentrar en el contenido de sus intuiciones y abstracciones. Así lo vemos a continuación.

MI LOCURA

Mi locura es portentosa
mi locura es de espejismos,
mi vida de cataclismos
y es de locura la rosa
y la alada mariposa
y mis pensamientos mismos
De locura mis abismos
de locura es cualquier cosa
Suele el lirio ser del valle
y de cemento la calle
y es infernal mi locura
y eterna la noche obscura
Es de platino mi mente
y mi locura ascendente

Luego de abandonar sus estudios, a la temprana edad de 17 años, encontró a su amante y mecenas, José Madrazo de 60 años, que le permitiría seguir con una vida llena de lujos, comodidades, y sobre todo, seguir escribiendo y aparecer en todos los lugares.

ME DOCTORÉ…

Me doctoré en masoquismos
también en jurisprudencia
me doctoré en la alta ciencia
de fabricar silogismos
y de inventar espejismos
Me doctoré en la vehemencia
de saber que la conciencia
sólo acelera los ismos
Me doctoré en teología
también en melancolía
Me doctoré en letras muertas
también en ciencias inciertas
Me doctoré en el amor
lo practiqué en Do Mayor

La siguiente forma estrófica es una lira que consta de cincos versos. El primero, tercero y cuarto en heptasílabos, y el segundo y quinto en endecasílabos. En este poema también podemos notar otro de los temas que tocó en sus poemarios: el amor.

CANSADA…

Cansada de esperarte
con mis brazos vacíos de caricias,
con ansias de estrecharte
pensaba en las delicias
de esas noches, pasadas y ficticias

Pita Amor, la mujer que vivió como quiso y que hizo de la poesía su fuente de vida. Fue actriz, modelo y amiga de grandes artistas con los que trabajo. Dentro de su círculo destacan: Gabriela Mistral, Diego Rivera, Juan Soriano, Raúl Anguiano, Alfonso Reyes, Juan Rulfo, Salvador Novo, entre otros.

TRES SONETOS DE AMORES PROHIBIDOS

III.
Por la calle tú has visto los traseros
de las mujeres, que el sudor transpira
y con sus culos abultados giran
a la iglesia los miércoles primeros
Van tocadas con velos y sombreros
que al arrebato del pecado inspiran
y en contra del incienso ellas conspiran
Tú has mirado sus talles traicioneros
De lascivia tus ojos se han llenado
Al mirarlos, ejerces tú el pecado
Tus sueños son de iglesia y de lujuria
de deseos frenéticos, de furia
Yo he sentido unos celos infernales
pensando en tus deseos municipales.

Quién imaginaria que una mujer hermosa tan popular, envidiada, amada y odiada por la comunidad intelectual, terminaría sola y deprimida a la edad de 83 años sobreviviendo a sus males, como fue la muerte de su hijo Manuel. Pita Amor, ‘el ajonjolí de todos los moles’ o ‘señora de la tinta americana’, que recordamos hoy con admiración por haber dejado huella en la poesía mexicana.