Camino por la avenida Alvaro Obregón en la colonia Roma algo apresurado, hoy más que nunca ser impuntual no es opción. Poco después al llegar a mi destino: la librería El Péndulo, me cercioro de que el personaje que estoy a punto de conocer no ha llegado todavía y enciendo un cigarro mientras leo por vigésima vez la maraña de preguntas que preparé.
El jazz, cuya sensibilidad parte desde un eje de libertad: de interpretación, de ritmo y de identidad, se ciñe a una contradicción fundamental: su temporalidad, y eso es lo que lo hace tan humano y tan seductor. Pocos géneros musicales han sabido evocar tan bien la soledad; sea mediante una armonía que se sacude en un arrebato de desenfreno, sea en un vaivén de locura: estos arranques demuestran, sin lugar a dudas, que el caos es lo que le brinda algo de sabor a todo; un ente innato a la naturaleza humana.
Dale Carley es un músico norteamericano privilegiado: vivió en carne propia la última oleada del jazz en su época de auge. Los tiempos donde los personajes míticos que ayudaron a construir el misticismo del género, abundaban. La época de las big bands son sabor a tabaco y bourbon en los clubes taciturnos de Estados Unidos donde, el estigma de una sociedad racista se desvanecía; ese momento en que la música guiaba a sus escuchas a un terreno en el cual los prejuicios se relegaban y donde el instante imperaba. Dale tiene la capacidad de contar, orgulloso, que tocó al lado de muchos grandes del jazz que pasaron a la historia pero el hecho de pertenecer a la banda de Count Basie, excede cualquier límite.
¿Cuál es el primer recuerdo de tu niñez, relacionado con la música (de cualquier género)?
Tiene que ser un recuerdo de mi padre tocando el clarinete, tocaba jazz; tenía bastante talento y tocaba en casa distintos clásicos de lo que llaman music minus one; tenía toda la música grabada y mezclada con las melodías, entonces él sólo tocaba los solos. En algunas ocasiones también participaba en bandas, aunque no era su ocupación principal. En aquellos años yo escuchaba música todo el tiempo, era algo cotidiano para mí.
Un recuerdo específico que me viene a la mente, es que cuando tenía 5 años, mi padre estaba tocando justo algo de Count Basie, y me dijo: “escucha ese ritmo, escucha ese ritmo”. Y escuchando todo eso, crecí con el gusto por ese tipo de música: él me ayudó a entender. Count Basie era una gran banda, la manera en que tocaban era increíble; 17 músicos tocando como si fuera uno; vivían juntos, pensaban juntos, eran como una familia… En México hay bandas así también, que tocan tan bien juntos y a su propio estilo, sus dinámicas, todo.
Esa fue mi apreciación de Count Basie, aunque en ese entonces no sabía que terminaría tocando con ellos muchos años después.
¿Cómo y cuándo llegaste a la conclusión de que querías aprender a tocar la trompeta?
Por pura arrogancia juvenil. Para participar en un concurso, no fue una buena razón para empezar a tocar un instrumento pero esa fue mi razón. Tenía 10 años, había aprendido a cantar antes de eso y realmente no sabía que quería hacer; entonces fui a visitar a un amigo, que estaba aprendiendo a tocar la trompeta de tipo corneta, y tenía talento. A esa edad ya sabía mucho de teoría musical gracias a mis padres, sabía tocar un poco el piano, y pensaba que podía hacer cualquier cosa.
Un día, mi amigo empezó a tocar “Jingle Bells” y yo inmediatamente quise imitarlo; en mi mente pensaba que podía, pero no pude, no pude siquiera emitir un solo sonido. Estaba tan frustrado por eso que cuando regresé a casa le dije a mi padre que quería aprender a tocar la corneta, y me dijo, si quieres está bien y yo te voy a ayudar a que lo hagas, pero creo que sería más práctico sí aprendieras a tocar la trompeta normal. Entonces yo accedí, y me dijo que me iba a enseñar él y que si después de un mes quería seguir tocando ya veríamos; me dio clases durante un mes y después, cuando vio que si quería seguir aprendiendo, me consiguió un muy buen maestro.
Sé que por la carrera de tu padre (trabajaba en la fuerza aérea estadounidense), durante tu niñez tuviste que mudarte muchas veces de un lado a otro, ¿crees que el hecho de estar en contacto con otras culturas, o con otras maneras de pensar, haya cambiado de alguna manera tu enfoque hacia la música?
Es difícil saberlo, porque la música siempre fue parte de mí, desde mis primeros años. Cuando tenía 8 viví en Libia, en Africa por casi 3 años, y durante ese tiempo estudié en árabe. Era normal para mí, vivir en distintos lugares. Ahora, música era una constante, siempre estuvo ahí, siempre fue parte de mi vida, donde fuera que viviera, aunque el hecho de viajar y vivir de diversos lugares, sí me dio una apertura hacia otras culturas, otro tipo de música, otro tipo de músico y creo que eso me ayudó a sentirme más libre y más propenso a la experimentación en la música.
Haciendo un salto temporal en la historia de tu vida, ¿el hecho de haber podido tocar con personajes legendarios en la música como Buddy Rich, Ella Fitzgerald, Sinatra, incidió de alguna manera en el desarrollo de tu propia manera de tocar? ¿Sientes que estas experiencias te hicieron crecer también como persona?
Primero, sí, cada oportunidad que tuve de tocar con grandes músicos, me dejaron algo, y uno de los detalles más importantes es que eran bastante relajados, muy seguros sí mismos; mis favoritos eran los que eran generosos, Count Basie lo era, tenía una apertura hacia compartir lo que sabía, y creo que eso se nota en su música; cuando tocas con alguien así es una generosidad que sucede en la música y que desencadena mucho mejores resultados. Eso no significa, que no tuviera que convivir con gente un tanto imbécil, luego, cuando había alguien que era muy comprometido con hacer música se daba esta apertura de manera inmediata y a mi me gustaba tocar con este tipo de personas; algunos, muy pocos de los grandes músicos no eran así, su grandeza era por otras razones, por sus logros pero no eran tan generosos, pero la mayoría eran maravillosos, fueron experiencias increíbles, por ejemplo: Ella Fitzgerald, Count Basie, Tony Bennet. Todos ellos eran muy generosos, muy abiertos y espontáneos, lo cual te da una amplia gama de posibilidades al tocar a su lado.
Y para contestar tu segunda pregunta, sin duda, me enseñaron a ser generoso, a ser relajado y a estar satisfecho de poder esta ahí haciendo mi parte, desempeñando mi papel, y de entregarme por completo. Me hizo crecer como persona de esa manera; yo era joven y fui criado en la misma sociedad chovinista que todos, me la pasaba compitiendo y tratando probarme a mí mismo y la experiencia de tocar con todos estos grandes de la música me ayudó a salir de todo eso.
Regresando a la parte donde decías que las bandas de jazz tienen esta particularidad de tocar como una entidad muy bien organizada, me hizo acordarme de la película Whiplash que ví hace algún tiempo… ¿la viste? ¿te sentiste familiarizado con la película y con todas estas vicisitudes que surgen en el camino de un jóven músico y, particularmente de aquellos que deciden adentrarse en el camino del jazz?
Sí, de alguna manera. Está muy dramatizada el tipo de la competitividad a la que un músico se enfrenta; en los deportes hay mucha competencia, y en la música también hay mucha gente muy -específicamente la gente joven- competitivos. Yo por ejemplo cuando estaba en la escuela también era así, yo viví las mismas experiencias, toqué las mismas canciones del mismo compositor que hizo Whiplash entonces conozco mucho ese mundo.
El rol del director está un poco exagerado a mi parecer, pero entiendo porque es así, por el drama que le imprime, pero creo está muy bien plasmado como la competitividad destruye a las personas y también destruye el arte, y hace que disminuya la expresión personal del verdadero talento, porque están atorados en un punto en el que se comparan con otras personas y el director también en un: “Necesito que hagas esto perfecto, para que yo pueda ser visto como un director perfecto”. Creo que es una muy buena lección para todos los directores y músicos, y pienso que es una muy buena película por esa razón.
Platícame de cuando te unes a Count Basie, ¿de dónde salió esta oportunidad, y cómo fue el momento en que lo conociste en persona?
No me sentía bien por muchas razones, sólo toqué por unas semanas. Después un año y medio después me volvieron a llamar, en ese momento tenía un problema con mis labios y estaba tratando de cambiar la manera en que tocaba, y no sabía que me iban a volver a llamar, eso fue muy inusual. En ambas ocasiones me recomendaron, la primera vez un amigo mío y la segunda fue mi mentor, un famoso trompetista llamado Clark Terry. Entonces esta segunda vez me sentía perfectamente en forma. Yo vivía en Los Angeles y tuve que ir a Nueva York, entonces durante un ensayo, yo estaba con un un baterista increíble llamado Duffy Jackson, y los dos éramos los únicos de piel blanca de la banda; era todo un honor porque era muy poco común que dos personas blancas fueran llamados a tocar en una banda de afroamericanos. Entonces me senté en mi silla, toqué lo que tenía que tocar y me aceptaron de nuevo.
Me sentía en el cielo, estaba viviendo mi sueño. En ese momento estaba tocando con Duffy Jackson que tenía un talento impresionante y el bajista era un amigo mio, que había estado ahí por casi 3 años. Yo lo conocía porque había sido mi roommie durante la escuela, John Clayton se llamaba. Era música que yo entendía, estaba en el lugar perfecto. En una semana tuvimos que ir a tocar a un programa de televisión en Kansas City.
De pronto Basie nos llamó, pero no habíamos podido ensayar antes, y además tenía que tocar un solo frente a la camara, en vivo, y sin haber podido ensayar…(risas) estaba nervioso, y generalmente no me pongo nervioso, pero al final todo salió bien. Y así seguí durante 5 años; después del primer año mi vida cambió, renuncié a mi departamento en Los Angeles y me dediqué a vivir en constante movimiento.
Una vez que eras parte de la banda, ¿hay alguna anécdota que recuerdes con nostalgia y que a la vez te produzca alegría que quieras compartir?
Fue muy interesante visitar diferentes países con Count Basie, tengo muchas pero esta es una que me viene a la mente ahorita.
En EU los amantes de la música eran particularmente reservados, tienen un entusiasmo particular pero en un modo muy americano, en Europa por ejemplo eran más entusiastas. Pero donde más lo sentí fue en Japón, se sentía una alegría especial de parte de la audiencia la vez que tocamos ahí,
Me sentía muy conectado con esa gente, estábamos en Sapporo en la parte norte del país, e hicimos el soundcheck, y tuvimos un tiempo libre y salí a caminar. Algo que me llamó la atención fue que en los semáforos tenían un sonido para la gente ciega, y el sonido era de canción norteamericana muy antigua, “catcher in the rhye”
En este punto ya había grabado muchos discos con Basie, uno de ellos había ganado un Grammy, y este tenía un sólo que tenía una pausa, y un silencio de dos barras de dos compases y entonces entra la banda. Entonces en ese espacio decidí tocar el sonido que había escuchado en el semáforo. A eso se le llama una cita y es algo muy común en el jazz, entonces este sonido lo conocían muy bien. Cuando toqué ese tema la gente se volvió loca, muy agradecidos de que estaba haciendo eso, porque sabían que era para ellos, es un sonido que escuchan desde que son niños en la escuela, entonces están muy acostumbrados a él.
Ese es uno de los mejores recuerdos que tengo, estaba muy contento en ese momento.
¿Cuál fue el concierto más enriquecedor para ti durante toda tu carrera, personalmente?
Tengo muchas, la anterior califica como en una de ellas… tocamos muchas veces con Sarah ? pero una vez tuve la oportunidad de tocar un solo con ella; entonces cuando llega esa canción en particular en concierto salgo yo y comparto el micrófono con ella, entonces yo empecé a improvisar con ella y ella conmigo, fue impresionante. Increíble¡
Leí en algún lado donde dijiste que cuando murió Count Basie, eso marcó el final de una hermosa era musical, ¿cómo viviste ese momento?
Sin él el mundo es diferente. El siempre tocó con un guitarrista llamado Freddy Green, un personaje inigualable, tenía una manera de tocar en los que realizaba cuatro tiempos en un compás y nadie podía tocar de esa manera; siempre estaba muy relajado, pero al mismo tiempo era muy preciso. La combinación de Fredy Green y Count Basie, le daba a la música una sensación diferente; la manera en que tocaban juntos era como la de dos hermanos que llevaban haciéndolo durante veinte años; producían un sonido que no podía ser duplicado.
El funeral fue enorme, se llevó a cabo en Harlem, N.Y. y toda la banda estuvo presente; en dado momento los miembros de la banda empezaron a presentar sus respetos mediante discursos, es una costumbre muy común en los funerales. Freddy Green se acercó al estrado y dijo “no sé qué voy a hacer ahora sin Count Basie, no sé qué voy a hacer”. Ese fue su sentimiento en el fondo sabía que no iba a poder volver a tocar ese tipo de música sin él y eso era una verdad muy presenten para todos los miembros de la banda, no sabíamos lo que íbamos a hacer porque estábamos haciendo música que amábamos y con gente que amábamos: éramos familia. Fue muy difícil.
Fue el final de una era; claro que hay muchísima gente virtuosa que ha marcado la historia de alguna manera, pero nunca va haber nadie que haga lo que hizo Count Basie. Muchos de los miembros de la banda siguieron sin él, yo me quedé seis meses, solo porque quería ayudar a la banda en esa transición, después me moví hacia otros ámbitos incluso barajee la posibilidad de no dedicarme más a la música de manera profesional.
¿Qué edad tenías en esa época?
Treinta y tres. Ya había vivido mi sueño y no había pensado nada más allá de eso, eso era mi máximo; ya no quería más, ya no quería seguir yendo hacia atrás, entonces dejé de hacerlo, porque necesitaba tiempo para pensar. Para ese momento me enfoqué en otras cosas como estudiar dentro de la industria de las computadores en las que se desenvolvía mi padre en esa época y me convertí en un especialista en electrónicos; esta es otra faceta de mi que disfruté mucho, todo lo que tiene que ver con computadoras, softwares y programas me encantaba.
Recuerdo que los dos últimos años antes de su muerte Basie empezó a enfermarse y al mismo tiempo yo me estaba enfermando, no físicamente sino emocionalmente; de manera inconsciente empezaba a sentir que se acercaba el final para mi, estaba perdiendo mi momento, porque en el momento en que se acaba para Basie se acabaría para mi. Fue por esa fase que empecé a lastimarme, no practicaba de manera correcta en un medio demasiado exigente; en ese punto me di cuenta de que necesitaba un descanso pero Basie me pidió que no me fuera para que pudiera tocar con él, aquellos solos que habíamos hechos juntos, entonces me quedé, a pesar de que estaba sufriendo. Fue dolorosa emocionalmente la etapa en que toqué a la mitad de mi capacidad; podía tocar bien los solos, pero yo no me sentía al mismo nivel y por lo mismo no me sentía cómodo, pero necesitaba un descanso.
Hay una edad en todo hombre en que algo despierta dentro de ti y te hacer ver la vida de otra manera, le pasa a todo el mundo de una u otra manera y esa fue mi particular manera de vivirlo; creo que fue una etapa que tuve que atravesar, para decidir lo que quería hacer en mi vida. Fue muy difícil dejar la trompeta, ese modo de vida, pero en realidad, necesitaba hacerlo para poder hacer lo que lo que iba a hacer en el futuro. Necesitaba parar, y reimaginarme a mi mismo porque ya era hora de hacer un cambio hacia otro lado. Había otras cosas de mi que quería expresar y la música no era la mejor vía para lograrlo, necesitaba otra manera, pero no sabía como llegar ahí aunque al final lo logré.
¿Cuál es el disco que más disfrutas dentro del jazz en general?
Hay uno al que siempre regreso, obviamente hay muchos, muchos increíbles, pero hay uno que tiene una conexión especial conmigo. Uno de los discos que escuchaba mi padre cuando yo era pequeño fue uno de Count Basie que grabó en 1959, cuando tenía seis años, se llama One more time. Esta era una frase muy característica de Basie, decía One more time y repetíamos el final una y otra vez, hasta que él quisiera. Esto se convirtió en uno de los sellos representativos de Count Basie, y todos los arreglos de este álbum fueron hechos por Quincey Jones en 1959, ese álbum, la calidad y las armonías de Quincey, siempre me maravillan; la integridad de Quincey Jone y su música, esa integridad también se puede sentir en el disco Thriller de Michael Jackson. Simplemente increíble.
¿Nunca le contaste a Count Basie esta historia? Que escuchabas su música cuando tenías seis años y que veinte años después terminaste tocando en su banda…
Creo que nunca lo hice, realmente no hablamos tantas veces como pareciera, además yo era muy joven y estaba demasiado agradecido de estar ahí como para hablarle tan fácilmente, tenía veintiséis años; hablamos algunas veces pero nunca de esto.
¿Todavía tocas de manera regular? No me refiero a grandes audiencias sino para tus amigos, o simplemente practicar con otros músicos.
De vez en cuando, en este momento he decidido no tocar. Hace cinco años cuando me mudé a México, decidí retomar la trompeta y empecé a tocar con la banda Faralae y me encantaron ellos; tocamos muchos conciertos juntos, de hecho hace dos años tocábamos aquí en este foro (Cafetería El Péndulo). Pero ahora he decidido no tocar la trompeta, porque es un instrumento que requiere mucha atención y hay que practicar todos los días; recuerdo que hace años mi mentor me decía que por cada día que no practicara, me tomaría dos días recuperarme de lo perdido, y es verdad, él practicó todos los días toda su vida, al menos dos horas.
Cuando era joven eso estaba bien, pero ahora mi estilo es demasiado diferente, no hago nada que me enfrente con ningún tipo de conflicto y creo que así la vida es más sencilla y te llegan cosas más bonitas, entonces prefiero medios de expresión en términos de composición, cuando tengo ganas de componer, compongo y lo disfruto mucho. A veces extraño la vida de tocar de muy a menudo y de tocar con otros músicos y a pesar de que me siguen invitando no estoy seguro si algún día regresaré, tendría que quererlo mucho. Me gustaba mucho tocar con mis hermanos de Faralae, pero al final es su música y creo que a mi me gusta expresarme bajo mi propia voz. Y la verdad es que actualmente no estoy abocado a tocar o componer, sino que lo que de verdad me gusta es actuar. Tengo preparación actoral, cuando estaba en Los Ángeles, dedicado a mi otra carrera (Consejero espiritual canal), tomé clases de actuación durante cuatro años con actores profesionales y maestros impresionantes; al llegar a México esta faceta se reavivó en mi y descubrí una nueva pasión: la actuación como método de expresar nuestra propia voz. Luego hay atenuantes, la pronunciación del español para un extranjero, pero aun así me gusta mucho y siento que tengo bastantes cosas que expresar en la actuación.