Paráfrasis| Más allá de la pérdida y el dolor

La pérdida es inherente a la vida humana y podría afirmarse que es vital para su desarrollo. En algún momento de nuestra existencia hemos sido testigos de ello: la muerte de un ser querido, la ruptura de una relación, el abandono de un ideal político o religioso y quizás, lograr un propósito de vida se incluya en el listado; es decir, al consumar una meta nuestro devenir pierde sentido. Al privarnos del vínculo con la persona, objeto o ideal no sólo implica el fin del nexo, también conlleva perder el lugar que ocupaba aquello en nuestra vida; no sólo le damos un espacio y significado a las relaciones que formamos, asimismo nos identificamos con ellas. De este modo y tras el desenlace con algún lazo humano o inmaterial, renunciamos a lo que éramos para ellos; el título de pareja, hijo, hermano, nieto o partidario desaparece.

En el período posterior al desenlace conocido como duelo confrontamos con un dolor mordaz situaciones, imágenes, lugares o contextos que vivimos cerca de lo amado; regresar aquel sitio predilecto de la relación se convierte en un martirio porque será difícil disociar a dicho espacio con una serie de recuerdos. El duelo, señala el psicoanalista Darian Leader, no es el dolor sino “cómo proceso este dolor”; el curso de ello podrá durar unos meses, años o posiblemente una eternidad y todo dependerá del sujeto en aflicción.

El arte es afín al tema y muchos artistas han encontrado la salida ante la pérdida gracias a la composición literaria, musical y cinematográfica. Con ello nos legaron su testimonio de dolor; sin embargo, el valor de estas creaciones radica que al consumirlas sentimos empatía y nos permite sobrellevar el sufrimiento. Ante esto, la siguiente nota pretende dar un breve catálogo de algunas de esas producciones artísticas.

pérdida
Edvard Munch, Mélancolie (1895).

Literatura

El escritor británico C. S. Lewis abre Una pena en observación (1961) con la siguiente expresión: “Nadie me había dicho nunca que la pena se viviese como miedo”; el resultado de tajante afirmación es la muerte prematura de su pareja sentimental Helen Gresham. Mencionado libro transcurre a través de frases breves pero contundentes que reflexionan acerca de la pérdida y el sinsentido de la vida, pero también es una confrontación con Dios y su aparente ausencia. De la misma manera, el literato Philippe Delerm en La quinta estación (1983) escribe un diario íntimo en donde recuerda de manera aleatoria las vivencias con su ser amado; el escritor relata desde su presente la ausencia de su esposa y se atormenta con los recuerdos. Hacer lo anterior es una catarsis y concluye:

Hace un año que te escribo. He visto cambiar el sabor de la tinta, y me doy cuenta de que comienza el olvido. He querido decirte tanto, y las palabras han brotado dóciles. Lo hacía para conservarte, lo hacía por el dolor que me abrasaba el pecho. Todavía me abrasa, pero los falsos días contigo empiezan a retroceder.

Banana Yoshimoto escribió en Kitchen (1988): “Las personas no se dejan vencer por las circunstancias o por fuerzas que vienen de fuera, sino por las que nacen en el interior de sí mismos”; en el duelo esas fuerzas que expresa Yoshimoto como el sufrimiento, la impotencia, el vacío, la introspección o la soledad nos llevan hasta nuestro límite. La escritora japonesa tiene la particularidad de escribir ficciones que guardan la esencia del dolor ante la pérdida; en dos de sus obras (Kitchen y Recuerdos de un callejón sin salida) se presentan personajes que han sido despojados de sus seres queridos, de una amistad, de una relación y hasta de su fe en la humanidad; no obstante, ellos no pierden la esperanza y buscan la luz al final del túnel para dejar atrás esos callejones sin salida.

Cabe mencionar al título El Mar (2005) de John Banville ya que en éste el protagonista, Max Morden, se dirige a un pueblo costero en donde pasó una efímera temporada en su juventud; él marcha hacia ese lugar con el fin de rememorar dos hechos fundamentales: aquel verano juvenil cuando conoció a la familia Grace, pero también recuerda la larga enfermedad de su esposa que a la postre la llevó a la muerte. La novela acontece entre la dualidad de la amistad y el amor así como el dolor y la muerte; de esta manera y como señaló el autor: “El pasado supone para mí un refugio”. Como las olas del mar, los recuerdos vienen y van uno tras otro en el libro de Banville.

Música

Hace un año el músico Sufjan Stevens publicó su séptimo álbum de estudio titulado Carrie y Lowell (2015); él afirma que la fuente de inspiración para el disco fue la muerte de su madre. Ella sufría depresión y esquizofrenia, era drogadicta y abandonó al cantautor cuando tenía sólo un año. Escribir las canciones y componer la música fue la manera de afrontar el duelo para Stevens. El productor fue Thomas Bartlett quien había perdido a su hermano por cáncer; entonces, se entiende que es un disco rotundo para lidiar con el dolor.

Un disco a señalar es Funeral (2004) de Arcade Fire ya que, desde mi perspectiva, el álbum hace un balance al fin del siglo. El recuento es negativo: un tiempo plagado de guerras, de abusos y violencia había dejado millones de muertes; decesos que eran (y son) una loza enorme que cargar para nuestra sociedad. Funeral recuerda nuestros tiempos vertiginosos y acelerados y en dado caso de no hacer un paréntesis para la reflexión, la pérdida será el eje rector de nuestro planeta.

Una musa constante en la música son las rupturas en las relaciones amorosas y tenemos un sinfín de ejemplos, sin embargo, haré referencia de mis predilectas. Para su octavo álbum de estudio, el intérprete norteamericano Beck decidió cambiar su sonido y lirismo un tanto cínico hacia uno profundo; tras la ruptura con Leigh Limon con quien llevaba nueve años de relación, el cantautor se exilió una temporada y su dolor lo transformó en una de las mejores producciones de nuestro siglo: Sea Change (2002). En el álbum, el protagonismo es encabezado por el sonido acústico acompañado de sosegadas atmósferas.

Por otro lado Damon Albarn creó, en pleno declive como consecuencia de su adicción a las drogas y el alcohol así como su separación con Justine Frischmann, un álbum indispensable para cerrar ciclos; aunque en éste se habla de la angustia, la ira y la soledad, también perfila la esperanza. En 13 (1999) de Blur se incluye “Tender” y “No Distance Left To Run” que le dieron otro enfoque a la agrupación y al Britpop.

No obstante mi disco favorito en este rubro es Rumors (1977) de Fleetwood Mac. La agrupación se encontraba en su peor momento: la cantante Christine McVie y el bajista John McVie se divorciaban después de ocho años de relación, el guitarrista Lindsey Buckingham y la vocalista Stevie Nicks mantenían un idilio complicado y por su parte, el baterista Mick Fleetwood tuvo noticias de una infidelidad de su esposa con su mejor amigo; a ello habrá que agregar una dosis de cocaína al realizar la producción. De esa catástrofe con sabor agridulce resultó un álbum esplendido con muchos cambios de ritmos y géneros pero que en su totalidad encuentra el balance ideal. La lírica: el desamor. Una producción para escuchar tras concluir una relación amorosa.

Cine

La producción cinematográfica sobre esta materia es inmensa y de diferentes estilos y gustos que sobrepasa mis conocimientos; sin embargo, me llama la atención las películas animadas o de corte infantil que intentan explorar el campo. El Studio Ghibli nos legó dos cintas fantásticas sobre la pérdida: El viaje de Chichiro (2001) y La tumba de las luciérnagas (1988). En el primer filme, una niña de diez años (Chichiro) y sus padres atraviesan un túnel que los lleva un mundo paralelo y fantástico; sus progenitores sufren un hechizo y  ella tendrá que realizar una epopeya para romperlo. La cinta habla de la búsqueda de la identidad en la transición entre la niñez y la juventud.

En La tumba de las luciérnagas Seita y Setsuko, hijos de un oficial de la Armada Imperial Japonesa, pierden a su madre tras un bombardeo a finales de la Segunda Guerra Mundial; tras la muerte de su madre ellos se dirigen a vivir con sus tíos que no los reciben con agrado y en consecuencia, terminan viviendo en un refugio antiaéreo enfrentándose a la complejidades de la vida.

Las películas de corte infantil como Up (2009), Big Hero (2014), Frankenweenie (2012) o El Rey León (1994) me parecen interesantes porque abordan al tema desde diferentes enfoques. En ocasiones, los adultos no tienen el tacto para hablar con los niños sobre dicha cuestión y con ello, las cintas permiten asimilar la pérdida a los niños; no es una novedad afirmar que la infancia es una época vital para afrontar la pérdida en un futuro cercano y lejano.

La tumba de las luciérnagas (1988)

A manera de conclusión

El psicoanalista Darian Leader adjudica a un inadecuado proceso de duelo al crecimiento de la depresión como padecimiento en la sociedad; en este sentido, él indica que las causas para mencionada enfermedad son sociales. Leader lanza una crítica a la medicina actual la cual pretende, mediante los antidepresivos, restablecer a los pacientes a un estado de productividad y felicidad sin interiorizar en los problemas que originó el malestar; no obstante, el juicio también engloba a la población e indica:

La mayoría de nosotros también quiere evitar la labor de explorar nuestras vidas interiores, lo cual quiere decir que preferimos ver síntomas como signos de una alteración local, antes que como dificultades que conciernen a la totalidad de nuestra existencia. Ser capaces de agrupar nuestros sentimientos de malestar, ansiedad o tristeza bajo el término general de depresión, y después tornar una píldora para eso, será visto naturalmente como algo más atractivo que poner toda nuestra vida bajo un microscopio psicológico.

La vertiginosidad de nuestra sociedad no sólo provoca tener pérdidas humanas e inmateriales con frecuencia, también origina sentirnos perdidos dentro de la sociedad. Las relaciones efímeras, la indefinición sobre una postura política o ideológica, el exceso de información estéril y los decesos como parte del día a día son síntomas de la actualidad y, asimismo, de una comunidad que ve con indiferencia a la pérdida, la muerte, el dolor y la depresión.

Algunas ideas de la nota fueron extraídas del libro La moda negra: duelo, melancolía y depresión de Darian Leader que puedes conseguirlo en las diferentes librerías de la Ciudad de México. Asimismo, se encuentra disponible en el catálogo de la Biblioteca Vasconcelos.

Por Andrés

No soy historiador.

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