En uno de los rincones más alejados de la segunda sección del Bosque de Chapultepec, existe una construcción que merece ser visitada más de una vez y éste es el Cárcamo de Dolores. Construido en 1951 para conmemorar la conclusión de las obras del Sistema Lerma, encargado de abastecer a la ciudad de México de agua potable.
El conjunto fue concebido por Diego Rivera, Ricardo Rivas y el ingeniero Eduardo Molina, con el fin de integrar arte público a un edificio funcional y crear un concepto integral basado en el uso del agua en la cultura mexicana, referencias al arte de las culturas mesoamericanas, y la celebración del esfuerzo tecnológico.
En el espacio existen 4 piezas de las que puedes disfrutar en tu visita, el edificio obra del arquitecto Ricardo Rivas que recuerda a un templo romano, un mural de Diego Rivera, una instalación de Ariel Guzik y a la entrada la fuente de Tláloc, otra pieza de Rivera.
El Agua Origen de la Vida
Una chispa de electricidad que anima los minerales en suspensión y se forma la primera célula viva; ésta se divide, se subdivide y siempre reproduciéndose así, forma colonias, micro-orgánicas primero y después, de más en más complicadas, poco a poco se integran al reino vegetal y animal hasta culminar en el vertebrado humano
Diego Rivera
Originalmente, el mural fue plasmado sobre una “piscina” por la que pasaba el agua del sistema Lerma para ser repartido a las múltiples cisternas alrededor del edificio; ello, es una alegoría de la teoría del origen de la vida de Oparin. En la parte inferior, observamos desde pequeños microorganismos hasta peces y anfibios; asimismo, una mujer asiática y un hombre negro como representantes de los Homo Sapiens y la celebración de la ingeniería al servicio del pueblo, mediante un acto que damos por sentado, el acceso al agua.
Rivera pensó la integración del mural subacuático con el edificio, ya que éste cuenta con una cúpula y así el eco del flujo del agua te haría sentir a las faldas de una cascada. En 1992 el mural fue restaurado y el flujo del agua desviado para evitar el deterioro, pero con ello se restringió el acceso y abriendo sus puertas nuevamente en 2010.
Cámara Lambdoma
Durante la restauración del 2010 el artista Ariel Guzik realizó una intervención sonora dentro del edificio:
La Cámara Lambdoma fue hecha para evocar de nueva cuenta la presencia del agua en el recinto
La intervención ocupa el modelo Lambdoma compuesto por Pitágoras para traducir el ruido blanco de los impulsos naturales en ondas sonoras, usando sensores sumergibles en el flujo del agua; pero también otros que miden las condiciones atmosféricas: temperatura, humedad y velocidad del viento, proporcionando a la música interpretada por un órgano compuesto por dos juegos de pipas matices naturales.
Los controles de la cámara parecen salidos de una película de ciencia ficción de los sesenta compuesta por: cuarzos, tubos de vacío y un par de velocimetros dentro una caja negra y dorada hacen difícil no permanecer un par de minutos tratando de explicar su funcionamiento. Lo anterior junto con las enormes pipas en las paredes del edificio forman una experiencia reconfortante al dejarte llevar por las voces del agua y el clima:
Con esto quiero invitarlos a visitar esta joya oculta entre los ahuehuetes, pinos y cedros del Bosque de Chapultepec, esperando que tengan una experiencia única que tiene algo para cada uno de sus sentidos y no olviden etiquetar a @diggerMx en sus twitts y posts en Instagram.