En 1968 fue publicada la novela “Do androids dream of electric sheep?” de Philip K Dick, uno de los escritores estadounidenses de ciencia ficción más influyentes de los últimos años. Blade Runner fue la primer adaptación cinematográfica de su trabajo, sin embargo murió meses antes de su estreno.
Antes de entrar de lleno en Blade Runner, hablemos un poco de Philip K Dick. Nacido en Chicago Illinois en 1928, Dick tenía una de las mentes más imaginativas y complicadas de la literatura moderna, si bien Asimov es sumamente detallista y hasta cierto punto técnico y Bradbury, usaba la ciencia ficción para llegar a lugares más en el terreno de las emociones y la naturaleza humana, el trabajo de Philip K Dick es mucho más provocativo, lleno de un misticismo paranoide difícil de confundir. Podemos encontrar su influencia en prácticamente todo lo relacionado a la ciencia ficción actual (te estoy viendo The Matrix). Sus novelas son complejas y fundamentales, llenas de constantes atmósferas distópicas y densidad; V.A.L.I.S. (influenciando a Bloc Party), uno de sus últimos trabajos es probablemente de los libros más impresionantes que he leído en toda mi vida, rompe con todos y cada uno de los cánones narrativos existentes.
Así pues, la mejor manera de entrar a Philip K Dick es con “Do androids dream of electric sheep?”, novela que se desarrolla en 1992 y la trama, a grades razgos, ya la sabemos: el caza recompensas Rick Deckard acepta retirar a seis androides fugitivos, modelo Nexus-6 (I see what you did there Google). Aunque la cinta de 1982 difiere del material de origen en varios puntos como en la esposa de Deckard, el “mercerismo”, la importancia de los animales mecánicos a lo largo de la trama y la relación entre Deckard y Rachael Rosen; los temas centrales de la novela, la empatía, la espiritualidad, la vida, la muerte y la incertidumbre del ser, así como las moralidad que conlleva una sociedad donde la I.A. es mucho más avanzada, sirven como base para contar una historia propia que no carece de la fuerza de los escritos de Dick, al mismo tiempo que comparte su visión de un futuro oscuro, contaminado y atiborrado que con los años parece mas posible.
En su lanzamiento, Blade Runner no tuvo éxito en taquilla, fue eclipsada por E.T. de Steven Spielberg. Sin embargo con el paso del tiempo, ha ganado estatus de culto y ha sido reconocida por su influencia y por su importancia estética y cultural.
Podríamos decir que Blade Runner es en resumen una película policiaca que cumple con todos los elementos del film noir clásico, pero nos estaríamos quedando cortos. Porque a pesar de ser en efecto ser lo anterior, Ridley Scott llevó su visión a lugares diferentes narrativamente hablando, plagando la cinta de alegorías y emociones. A lo anterior, sumamos la estética distintiva gracias a la cual, podemos decir sin miedo a sonar pretensiosos que si alguien fijó el estándar de cómo se debe ver la ciencia ficción moderna, fue Ridley Scott con Blade Runner (1982) y Alien (1979).
Mientras nuestro personaje principal, interpretado por Harrison Ford, es seco, práctico y taciturno, los replicantes en Blade Runner, son como promete el slogan de Tyrell corporation “More human than human”, siendo probablemente Roy Batty, Pris y obviamente Rachael, quienes demuestran un espectro más amplio de emociones que van desde la fragilidad al salvajismo.
Aunque Blade Runner está llena de momentos llenos de poesía visual, el más emocional es quizás “Tears in the rain” o “The C-Beans Speech”, uno de los soliloquios más memorables en la historia del cine. Improvisado por Rutger Hauer en el momento de la grabación.
En un giro inesperado, Batty salva a Deckard de lo que era sin lugar a dudas una caída fatal, y justo ahí, enfrentado a su propia mortalidad y nos adentra en el debate moral sobre lo que significa el ser y poseer una consciencia, borra la línea entre la máquina y el humano al demostrar no solo empatía, sino una gama de sentimientos tan complejos y fuertes como un ser humano. Batty abraza su muerte inminente de manera estoica, logrando con su tragedia, convertirse en un héroe clásico.
Sobre el final de Blade Runner, podemos decir muchas cosas, sobre todo si tomamos en cuenta que básicamente hay dos y existen siete versiones diferentes de la cinta, ¿cómo sabemos que hablamos de la misma película?, en mi particular opinión, prefiero el final ambiguo, que va más ad hoc con el mood pesimista de la película, al mismo tiempo que hace un guiño al material original.
Finalmente, es imposible hablar de Blade Runner sin recordar el soundtrack creado por el visionario Vangelis, preciso y onírico. Todos estos elementos, transforman lo que, como anteriormente dijimos, es un género clásico primordialmente estadounidense, el film noir, para llevarlo a nuevos lugares dando pie a lo que es el future noir o el tech noir.
Ahora, ya que Hollywood no puede dejar el pasado en paz, hace un par de años se anunció que Blade Runner tendría su propia secuela, Harrison Ford estaba confirmado por lo que podíamos asumir que la historia continuaría con Rick Deckard, a la secuela se unió Ryan Gosling, quien no es ajeno a películas atmosféricas y densas (Drive, 2011).
Es así como esta semana llegó a nuestras pantallas el primer trailer de Blade Runner 2049:
Durante los primeros segundos del trailer somos transportados a la ya familiar atmósfera nublosa y oscura de la película original, la voz en off de uno de los viejos diálogos de Rick Deckard nos acompaña mientras seguimos al Ryan Gosling a través de paisajes ahora desérticos “Replicants are like any other machine, they’re either a benefit or a hazard. If they’re a benefit is not my problem”, hasta que finalmente se encuentra con Harrison Ford.
Adicionalmente, Entertainment Weekly lanzó en exclusiva 7 imágenes nuevas en las que nos confirma el nombre del personaje de Ryan Gosling: LAPD Officer K, así como un nuevo personaje femenino interpretado por Ana de Armas. El resto del cast incluye pesos pesados de Hollywood como Jared Leto y Robin Wright, la newcomer de moda Mackenzie Davies (quien tiene una apariencia muy similar a Daryl Hannah) y Dave Bautista.
La tendencia de los remakes y secuelas tardías que han sido mayormente decepcionantes nos obligan a preguntarnos si una secuela del film de culto era necesaria, ¿por qué no dejarla tranquila y preservar el misticismo? ¿qué podemos esperar de una secuela sin el director original, quien ha dicho que la película original es “probablemente (su) trabajo mas completo y personal”? ¿se le hará justicia a una cinta que es considerada por muchos la mejor película de ciencia ficción? Estas preguntas serán respondidas el próximo año. Podemos ser un poco optimistas puesto que Scott fungirá como productor y Denis Villeneuve (Sicario 2015, Arrival 2016) dirige. Finalmente solo nos preguntamos si Rick Deckard es en efecto un replicante como aseguró Ridley Scott en el 2002 o si solamanente volverá para rompernos el corazón como lo hizo con Han Solo, dejando su lugar a nuevas generaciones.